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Traducción por Aarón Sánchez-Guerra
Nota del editor: este artículo es el tercero de cinco de parte de la serie Changing Tides, que se produjo en parte con el apoyo del Pulitzer Center.
El calentamiento del clima conduce a mayores extremos climáticos e impacta la distribución de la vida marina en las aguas costeras de Carolina del Norte, según los científicos.
Los cambios que ocurren desafían la industria pesquera del estado y otras industrias secundarias que dependen de la pesca. Pero los efectos se filtran y suponen una carga para los residentes costeros más vulnerables económicamente del estado que dependen del acceso a los mariscos para proporcionar ingresos y proveer para sus familias.
Los pescadores locales que dependen de sus capturas para alimentarse a menudo pescan en ubicaciones a lo largo de la costa, no sobre el mar en barcos. Aunque las ventas de barcos de pesca recreativa se encuentran en un nivel récord, el precio es demasiado caro para los pescadores individuales que están en el punto más bajo de la clase económica.
La pesca de orilla desde muelles, playas, riberas y carreteras está en la primera línea de la crisis climática porque se encuentra justo al nivel del mar.
“No todo el mundo tiene un barco para pescar, entonces, ¿qué sucede cuando hay daños en los muelles, erosión, problemas de calidad del agua, aumento del nivel del mar o pérdida de hábitat?” dijo Jessica Whitehead, directora del Instituto de Adaptación y Resiliencia Costera (ICAR, por sus siglas en inglés) de la universidad Old Dominion en Norfolk, Virginia.
“¿Habrá lugares donde se pueda pescar todavía?”
Su trabajo se enfoca en abordar el impacto del cambio climático en las comunidades costeras.
“Se han investigado mucho en Carolina del Norte las formas en que la costa está cambiando”, dijo Whitehead, la ex directora de resiliencia de Carolina del Norte en la Oficina de Recuperación y Resiliencia de Carolina del Norte (NCORR).
“Por ejemplo, la transformación de los frentes de agua obreros a casas y condominios nuevos. No siempre se aborda el tema de cómo los residentes más pobres del estado se ven perjudicados por el cambio climático.”
“El cambio climático no es solo una cuestión de ciencia, gobierno o ingeniería. También involucra la importancia social y la seguridad económica de cosas como la pesca”.
El estado del clima
Aunque los efectos son locales, este catalizador es un problema global.
El último informe científico de la ONU sobre el cambio climático publicado a principios de agosto insiste en que un futuro más caliente es seguro y los humanos tienen la culpa.
El calentamiento es inevitable durante los próximos 30 años porque el dióxido de carbono tarda décadas en descomponerse. Según el informe, algunos cambios ya están “bloqueados”.
Un resultado del cambio es evidente en los cielos de la costa de Carolina del Norte, incluidos los frecuentes extremos climáticos, que alguna vez se consideraron raros o sin precedentes. El año 2020, por ejemplo, fue el segundo más lluvioso en la historia del estado.
La culpa fue de una temporada récord de huracanes en el océano Atlántico. Solo una tormenta cayó como huracán, pero el estado se mojó frecuentemente por los restos de ocho sistemas tropicales adicionales.
El nivel del mar seguirá subiendo a medida que el hielo de la tierra se derrita, que los océanos se calienten y que el agua se expanda. Las inundaciones más frecuentes afectarán los hábitats costeros y las pesquerías.
Las marejadas ciclónicas extremas amenazan con erosionar las costas y matar la vegetación en las pasturas marinas, las marismas, los estuarios, los tramos más bajos de los ríos de las llanuras costeras y los humedales bajos.
Las mareas extremas, las marejadas ciclónicas y las lluvias más intensas también afectarán el uso de la tierra y la infraestructura pública, como los muelles y los paseos marítimos.
“Los muelles ofrecen acceso a personas de todos tipos, de un amplio rango de clases económicas, de diferentes razas y diferentes niveles de capacidad de pesca”, dijo John Hadley, economista del consejo de gestión pesquera del sur atlantico (SAFMC, por sus siglas en inglés), autor de una investigación social y económica de los muelles en 2012, de la División de Pesquerías Marinas.
Algunas personas que pescan desde muelles en la costa pudieran beneficiarse de una exención de licencia de pesca. De parte de una ley del 2006, el programa está destinado a permitir que los residentes estatales de bajos ingresos pesquen gratuitamente, ya sea para recreación o para preparar sus cenas.
Según la División de Pesquerías Marinas de Carolina del Norte, en 2019, 30,469 personas recibieron una exención de licencia de pesca recreativa. El número de exenciones es una décima parte de todas las licencias recreativas emitidas a los residentes de Carolina del Norte. Esto muestra que muchas personas en Carolina del Norte pescan para alimentar a sus familias.
En septiembre de 2018, el huracán Florence sacudió la tierra cerca de la playa de Wrightsville y luego torturó la costa central del estado con vientos feroces, lluvias devastadoras y una marea alta y marejada sin precedentes.
Las lluvias que fueron registradas totalizaron 17 pulgadas en New Bern, 25 pulgadas en Newport y 33 pulgadas en Swansboro.
Entre las víctimas de Florence se encontraba el muelle Oceanana de Atlantic Beach, de 60 años de antigüedad, que también había sufrido daños por el huracán Irene en 2011.
Trace Cooper y su familia, los propietarios del muelle, decidieron reconstruirla a pesar del potencial de tormentas más frecuentes y castigadoras en el futuro debido al cambio climático.
Según Cooper, quien también se desempeña como alcalde de Atlantic Beach, no fue una decisión fácil.
Cooper le dijo a Carolina Public Press el año pasado que el costo de reparación del muelle es de aproximadamente $ 1,000 por pie. La última reconstrucción en 2018 y 2019 fue de casi $300,000. Dado que el precio del seguro es prohibitivo, la familia Cooper tuvieron que cubrir costo total para restaurar el muelle.
“Si lo calculas … si pasamos de 15 a 20 años sin un huracán, tiene sentido reconstruir”, dijo. “Hemos perdido el muelle dos veces en una década. Eso nunca había sucedido antes”.
En la década de 1990, la isla barrera llamada Bogue Banks de 21 millas de tamaño cerca de Morehead City, ancló una vez siete muelles oceánicos a su costa.
Hoy, solo quedan dos muelles en la isla; la Oceanana de 300 metros de largo es una de ellas. Dos muelles en Atlantic Beach, llamados Sportsman’s Pier y Triple S Pier, fueron demolidos en 2006 para dejar espacio para construir edificios nuevos.
El apogeo de los muelles junto al mar, dijo Cooper, fue en las décadas de 1950 y 1960.
El abuelo de Cooper, AB Cooper Sr., construyó el muelle de pesca Oceanana y un motel en 1959. Esa propiedad de 8 acres delimitada por State Road 58 por un lado y el Océano Atlántico por el otro también incluye docenas de tráilers de vacaciones cuyos dueños alquilan tierras de la Oceanana.
“Por muchísimo tiempo, si querías pescar en el océano, tenías que ir a un muelle”, dijo Cooper.
En el apogeo de la construcción de muelles, en 1980, había 36 muelles oceánicos a lo largo de la costa del estado. Ahora, hay menos de 24.
Sin embargo, el muelle se ha mantenido más pluralista económicamente que quizás el resto de Atlantic Beach. Al igual que los espacios públicos y los parques públicos, los muelles pueden ser más inclusivos y un lugar compartido debido a los pocos requerimientos para entrar.
La destrucción de los muelles es solo un ejemplo de la creciente intensidad de los peligros climáticos provocados por el cambio climático, según un mensaje del gobernador Roy Cooper en eldel estado Plan de resiliencia y evaluación de riesgos climáticos. El clima severo puede intensificar las desigualdades sociales existentes y obstaculizar la capacidad de los condados económicamente desafiados para adaptarse en la región costera.
Problemas de pesca en el condado de Tyrrell
En algunos lugares, la pesca es una forma de vida esencial para las personas que dependen de la pesca para alimentarse.
Eso incluye el condado de Tyrrell en el noreste de Carolina del Norte a lo largo del estrecho conocido como el Albemarle Sound. Una encuesta de 2016 de ciudadanos del condado de Tyrrell hecha por North Carolina Sea Grant encontró que más del 50% de ellos pescan para no gastar tanto dinero comprando comestibles.
Ubicada en una península baja, el condado de Tyrrell es propenso a las inundaciones y es especialmente indefenso durante los huracanes. Aunque se salvó de lo peor del huracán Florence en 2018 cuando hizo su recalada, el impacto se produjo más tarde cuando las fuertes lluvias tierra adentro provocaron que el río Scuppernong y otros cuerpos de agua se inundaran.
David Clegg, el administrador del condado, dijo que el condado de Tyrrell es el delta de Carolina del Norte.
“Hay que empezar la discusión (sobre el condado) con el entendimiento de que está en un pantano”, dijo Clegg. “No existe una parte del condado que no esté en un pantano”.
Con una población de sólo 3.200 registrada en el censo de 2020, el condado de Tyrrell es el menos poblado del estado. También está entre los condados más pobres,
Según Clegg, la fuerza económica del condado depende de tres palabras que comienzan con la letra F, traducidas en inglés: la agricultura, la silvicultura y la pesca.
Con frecuencia los residentes están metidos en cada una de esas tres cosas, de las cuales la pesca representa aproximadamente el 30% de la producción económica del condado.
“La gente podía trabajar en el almacén en el otoño, trabajar con papas de oro negro en la primavera y el verano, y trabajar en la casa del cangrejo en el invierno”, dijo. “Podrías improvisar un medio de vida”.
Y el acceso a mariscos como cangrejos es particularmente importante en un condado donde 1 de cada 4 residentes padece de inseguridad alimentaria.
Según Clegg, muchos complementan sus ingresos recolectando cangrejos y vendiéndolos a proveedores o invitándolos a cenar.
“No puedo mantener a los empleados del condado en puestos porque no puedo pagarles tanto como ellos pueden pescar cangrejos”, dijo.
Sin embargo, el acceso a los cangrejos está bajo el peligro del cambio climático.
Los pescadores se están adaptando a los cangrejos para lidiar con las corrientes cambiantes y compran más redes y sedal porque tienen que pescar más hondo.
No solo eso, dijo Clegg, sino que “cada vez que hay una tormenta o tenemos una semana del nordeste de repente, en algunas partes del condado, no se puede llegar desde aquí. No puedes decir: ‘Oh, sí, puedo tomar la carretera’. No hay carretera”.
El sistema de carreteras en esta península también conecta a los visitantes con destinos de ecoturismo incipientes, como el parque estatal Pettigrew, el parque biológico Alligator River y el refugio nacional de fauna Alligator River. Más del 50% del condado de Tyrrell es terreno público y un destino significativo para los observadores de aves y los amantes de la naturaleza.
El condado ha tomado medidas para abordar las inundaciones potenciales en el futuro, pero Clegg dijo que no tiene un plan oficial de resiliencia climática.
“Sabes que dicen que un mal día de pesca es mejor que un buen día de trabajo, pero por lo menos hay que pescar algo en ese mal día”.
Jessica Whitehead, directora del Instituto de Adaptación y Resiliencia Costera de la universidad Old Dominion y ex directora de resiliencia de la Oficina de Recuperación y Resiliencia de Carolina del Norte.
“Es esencialmente un plan ad hoc”, dijo Clegg. “Justo ahora tuve que subir el (edificio) del Departamento de Servicios Sociales un par de pies para que no se inundara más. Voy a mover el garaje de mantenimiento del condado porque se inunda mucho”.
A la directora Whitehead le preocupa que la pérdida de acceso a los sitios de pesca debido a las inundaciones y el aumento del nivel del mar se pueda empeorar por otros factores ambientales.
“Sabes que dicen que un mal día de pesca es mejor que un buen día de trabajo, pero por lo menos hay que pescar algo en ese mal día”, dijo.
Cuando los peces no muerden
A poca distancia al este del condado de Tyrrell en el muelle Jeannette’s Pier en Nags Head, la gente que pescaba en una calurosa tarde de agosto hablaba de la mala suerte, posiblemente debido a las temperaturas abrasadoras, pero estaban poco seguras sobre el rol del cambio climático.
“Mi experiencia es que el agua está demasiado caliente y los peces están encontrando aguas más profundas para vivir”, dijo Dennis Scott. “Al respecto del medio ambiente, no creo que sea un problema”.
Otros a lo largo del muelle tenían observaciones similares y varias sugerencias sobre lo que está socavando la pesca.
Al igual que Scott, William Murwin señaló hacia el clima caluroso. “Ha sido lamentable en todas partes”, dijo Murwin. “Salgo a pescar casi todos los días y no pesco nada. Y tengo montones y montones de cosas que uso para pescar. Hace demasiado calor. (Los peces) están en lo más profundo”.
No obstante, Anthony Ramírez especuló que demasiados peces pequeños están arruinando la pesca.
“No estoy pescando como solía hacerlo”, dijo Ramírez. “Creo que todo el mundo está pasando por lo mismo. Pescando cangrejos es lo mismo. Creo que hay tanto pez carnada por ahí que tienen demasiado para comer”.
Por su parte, Blake Huling dice que múltiples causas subyacen a los problemas de la pesca, aunque no cree que la culpa deba ir a la pesca comercial.
“Para ser honesto, todo el mundo va a tener problemas de vez en cuando”, dijo Huling.
“Lo que pienso es que se ejecuta en un ciclo de lo que hacen los peces. No creo que esté relacionado con la pesca comercial. Está más relacionado con la temperatura del agua, la marea, la luna. Es solo una fase por la que atraviesa la pesca, año tras año. El año pasado no fue tan bueno, y no ha sido tan bueno en lo que va de este año. Simplemente funciona en ciclos”.
En las cercanías de Manteo en el puente Washington, Richard y Fran Barger estaban entre las 10 personas que también desafiaron el calor de agosto para probar suerte. Como otros, dijeron que la pesca ha sido mala y ven varias razones por eso.
“Antes, solíamos pescar todo el día; ahora, pescamos todo el día y no pescamos nada ”, dijo Richard Barger.
“La sobrepesca, la contaminación, son muchas cosas. Es frustrante … Mucha gente dice lo mismo, la pesca ya no es como era”.
Fran Barger estuvo de acuerdo: “Hubo momentos en los que lancé mi línea y agarré corvinas por todas partes … desafortunadamente, eso no me ha pasado últimamente. Supongo que estoy usando el cebo equivocado”.
Nota del editor: Calvin Adkins también contribuyó a este informe.